Fuente: www.islamweb.net/esp
La permisión de asistir a la mezquita
Al-lah ha excusado a las mujeres de la obligación de asistir a la oración de yama‘ah en la mezquita; pero, al mismo tiempo, se les permite ir a participar de la yama‘ah con la condición de que vistan correctamente, para no causar ninguna tentación.
En verdad, las primeras mujeres musulmanas salían a rezar en la mezquita detrás del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Dijo ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella: "El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía rezar el fayer (oración de la madrugada) y las creyentes rezaban con él envueltas en sus vestiduras; luego, ellas regresaban a sus hogares y nadie las reconocía". Y también dijo: "Las creyentes solían participar de la oración del fayer con el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, envueltas en sus vestiduras. Luego, regresaban a sus hogares después de haber finalizado la oración, y nadie las reconocía por la oscuridad".
La Sabiduría de Al-lah al no hacer obligatoria para las mujeres la asistencia a la mezquita
Al-lah, Alabado sea, Demostró una gran misericordia hacia las mujeres, librándolas de celebrar las cinco oraciones obligatorias en congregación, en la mezquita. Si Al-lah Hubiera determinado esto como obligatorio, habría colocado una carga intolerable sobre las mujeres y no hubieran sido capaces de cumplirla.
La pesada carga de las mujeres (los quehaceres domésticos y la atención a las necesidades de su marido y sus niños), no les permite abandonar la casa cinco veces al día, sería imposible para ellas hacer esto. De ese modo, se vuelve suficientemente palpable la sabiduría que hay detrás de limitar la asistencia obligatoria de las mujeres a la mezquita. Su oración en el hogar está descrita como mejor para ella que su oración en la mezquita, pero Al-lah, Alabado sea, le concedió la libertad de elección: ella puede rezar en el hogar si así lo desea, o puede ir a rezar a la mezquita.
“No impidáis a las siervas de Al-lah asistir a las mezquitas de Al-lah”
Si la mujer pide permiso a su esposo para salir hacia la mezquita, él no puede impedírselo, tal como el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, lo expresó en varios hadiz, como los siguientes:
· "No impidáis a vuestras mujeres ir a la mezquita, aunque sus hogares son preferibles para ellas".
· "Si vuestras esposas os piden permiso para ir a la mezquita, no se lo neguéis".
Los hombres hicieron caso de la orden del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y permitieron a sus mujeres ir a la mezquita, aún cuando esto iba en contra de sus propios deseos. No hay indicación más exacta de esto, que el hadiz de ‘Abdullah Ibn ‘Umar, en el cual manifiesta: "Una de las esposas de ‘Umar acostumbraba a rezar el fayer y el ‘isha' en congregación, en la mezquita. En cierta ocasión, le fue preguntado: '¿Por qué vas a la mezquita cuando sabes que a ‘Umar le desagrada y es un hombre celoso?' Dijo ella: '¿Qué es lo que lo detiene de prohibirme hacerlo?' Él respondió: 'Las palabras del Mensajero de Al-lah: ‘No impidáis a las siervas de Al-lah asistir a las mezquitas de Al-lah’".
En conformidad con las enseñanzas del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, que permitían a las mujeres asistir a la mezquita y que prohibían a los hombres impedirles hacer tal cosa, las mezquitas estuvieron colmadas de mujeres, yendo y viniendo, tanto en los tiempos del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, como en los sucesivos períodos donde fue posible. Las mujeres venían a la oración, asistían a los sermones y clases, y tomaban parte activa en la vida pública del Islam. Esta era la situación en la época que fue prescrita la oración comunitaria a los musulmanes. Los musulmanes solían rezar en dirección a Bait Al Maqdis (Jerusalén), antes que la Qiblah fuera cambiada por la Sagrada Ka‘bah. Cuando fue revelado el mandato de Al-lah, Alabado sea, de tomar a la Ka‘bah como Qiblah, los hombres y mujeres que estaban rezando en dirección a Palestina orientaron sus rostros en dirección a la Ka‘bah, lo cual significó que los hombres y las mujeres tuvieron que cambiar de lugar.
La mezquita fue y continúa siendo el centro de luz y guía para los musulmanes; en este ambiente de pureza se realizan actos de culto, y desde su minbar se trasmiten mensajes de veracidad y guía. Desde los albores del Islam, la mujer musulmana ha tenido un rol que jugar dentro de la mezquita.
En verdad, las primeras mujeres musulmanas salían a rezar en la mezquita detrás del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Dijo ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella: "El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía rezar el fayer (oración de la madrugada) y las creyentes rezaban con él envueltas en sus vestiduras; luego, ellas regresaban a sus hogares y nadie las reconocía". Y también dijo: "Las creyentes solían participar de la oración del fayer con el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wa sallam, envueltas en sus vestiduras. Luego, regresaban a sus hogares después de haber finalizado la oración, y nadie las reconocía por la oscuridad".
La pesada carga de las mujeres (los quehaceres domésticos y la atención a las necesidades de su marido y sus niños), no les permite abandonar la casa cinco veces al día, sería imposible para ellas hacer esto. De ese modo, se vuelve suficientemente palpable la sabiduría que hay detrás de limitar la asistencia obligatoria de las mujeres a la mezquita. Su oración en el hogar está descrita como mejor para ella que su oración en la mezquita, pero Al-lah, Alabado sea, le concedió la libertad de elección: ella puede rezar en el hogar si así lo desea, o puede ir a rezar a la mezquita.
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